Manu Arregui, VEGAP, Lleida, 2023

Querer sin recompensa

2141
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Arregui, Manu
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2005
Tipus d'obra
video monocanal
Material i tècnica
Videoprojecció monocanal
Mida
5'19 h
Forma d'ingrés
Adquisició, VI Biennal Leandre Cristòfol, 2008
Descripció
Hasta la elaboración de su impactante vídeo Bonjour Baudrillard (2004), el conjunto de los trabajos anteriores de Manu Arregui, todos ellos animaciones infográficas, planteaba argumentos pesimistas con unos recursos bastantes leves, como si no hubiera encontrado su autor la voz apropiada para expresar una desazón juvenil. Desde su segunda producción, todas se hallaban protagonizadas por el mismo personaje: un trasunto digital de su propio autorretrato, que incluso en el caso de Kill (2003) Arregui multiplica en una enorme profusión de clones que se dirigen, todos ellos de espaldas, hacia el término superior de la pantalla mientras son disparados desde la posición del espectador sin que ninguna de estas criaturas alcance finalmente la salvación. Pero en Bonjour Baudrillard, la expresión del dolor del mundo encontraba una manifestación madura y profundamente serena en lo formal, lo que contribuía a aumentar el desasosiego de su propuesta. Bonjour Baudrillard (2004, vídeo, 2’08”) consiste en un monólogo en el que su único personaje emite una reflexión cifrada en torno a la muerte de lo social que ocupa los ensayos del recientemente fallecido Jean Baudrillard, a quien hace explícita mención el título. Bonjour Baudrillard constituye al tiempo que la obra más lograda hasta entonces por Manu Arregui (Santander, 1970), una de las más excelsas expresiones del nihilismo en el arte español contemporáneo. Una obra tan desértica en sus planteamientos como fértil en su vocación de afectar a la sensibilidad. No parecía sencillo sobrevivir al rigor y al impacto de este vídeo. Y Arregui lo ha logrado dirigiéndose hacia un horizonte más excitante. En sus dos posteriores propuestas, el autor ha desbrozado un camino que se aventura en torno a la superación del nihilismo, la desazón a la que se había aferrado en su producción anterior. Con Bonjour Baudrillard, Arregui encontró el vehículo idóneo para su ansiedad comunicativa, enormemente discreta: el monólogo. En dos recientes trabajos, Sed de infinito (2005, vídeo, 5’ 18”) y Querer sin recompensa (2005, vídeo, 5’ 19”), sus personajes protagonistas se muestran en movimiento, lo que supone un cambio respecto al estatismo que caracterizaba al protagonista de Bonjour Baudrillard. En el primero de ellos, una mujer atraviesa un paisaje nevado con un niño en brazos, a quien dirige sus palabras; en el segundo, una anciana desnuda desciende una escalera desornamentada que se antoja infinita. Sin embargo, ambos comparten con Bonjour Baudrillard un elemento textual rico, denso y pacientemente meditado. En Sed de infinito y Querer sin recompensa, sendas mujeres caminantes son las que profieren su personal reflexión. Y en ambos casos se trata de un encendido encomio de la responsabilidad y de la pasión. Contenidos que pueden parecer lugares comunes y sensibleros (caso de Sed de infinito), o que evocan y citan elusivamente a la propia Santa Teresa (en Querer sin recompensa) resultan en extremo intempestivos. Arregui, quien en Sed de infinito ha empleado unos recursos cercanos al estereotipo romántico –en lo que abunda con su utilización de una composición elegíaca del posromántico inglés Edward Elgar- ha logrado superar el riesgo de la banalidad, acompañando a la sensibilidad del espectador a un entorno próximo al de lo sublime. La obra reciente de Manu Arregui, como acaso ocurra con la mayoría de las propuestas más responsables de la actualidad, se dirige a la intensificación de las pasiones como un abrazo esperanzado a que en ellas se halla el camino que conduce al límite de la tierra de la palidez. Y en este sentido puede interpretarse, asimismo, su más reciente Un impulso lírico del alma (2007, vídeo, 8’). Esta producción que combina la imagen dinámica real (las evoluciones de un bailarín, Rubén Orihuela, ataviado con una peluca que oculta siempre su rostro) con la animación digital de un trasunto del protagonista representa una síntesis de algunos elementos visuales que habían aparecido en anteriores vídeos (los movimientos de la cinta del bailarín ya habían seducido la imaginación de Arregui y de su espectador desde sus primeros vídeos, el encabalgamiento de imagen real y creación digital se producía, asimismo, en Bonjour Baudrillard). Del mismo modo, prosigue en esta obra Arregui con la emisión de un monólogo dirigido a un interlocutor que no vemos y que, sensiblemente, estriba en el espectador de sus vídeos. Monólogos arriesgadamente cercanos a una sensibilidad de melodrama pero lacerantes en su laconismo y envergadura emotiva. Tanto como en la propia conciencia de su riesgo. “Qué tópico ser la madre abandonada con su hijo natural en medio de un crudo invierno dando vida a una representación gastada” espeta la protagonista de Sed de infinito a su hijo invisible a quien protege del frío. Es, en fin, en la calidez, sentimos con Arregui, donde se encuentra el reverso esperanzador del imperio de lo pálido. Julio César Abad Vidal ("Las confesiones digitales de Manu Arregui". www.arte10.com)
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Bibliografia

  • 6a Biennal d'art Leandre Cristòfol. Lleida. Barcelona: Ajuntament de Lleida: Centre d'Art la Panera, 2008. 978-84-96855-12-0, 6, 7 "Cossos". Centre d'Art La Panera. La Col·lecció. Lleida: Ajuntament de Lleida, Centre d'Art La Panera, 2014. 9788496855724, 78-79, cat. CE0010, 79