Psychoflage es una instalación interactiva multisensorial de gran formato que transforma el espacio en un mundo de sueños y fantasía psicodélica. Está formada por veinte esculturas hinchables dotadas de sistemas interactivos electrónicos artesanales que controlan sus ventiladores y luces.
La obra propone una forma alternativa de conectarnos con las tecnologías cognitivas (o inteligentes). En lugar de presentar un imaginario dominado por metáforas de productividad, velocidad y competencia, que suelen estar asociadas a estas tecnologías, la pieza nos invita a acercarnos a ella de una manera tranquila y relajada. esculturas flotantes hace referencia a las prácticas de meditación y relajación.
En relación con la práctica artística del artista, Mónica Rikić, la propuesta nace con la intención de plantear, desde el arte y el pensamiento crítico, enfoques alternativos a los futuros de las tecnologías. A diferencia de otras propuestas que trabajan en la intersección entre la IA y el arte -generalmente centradas en las posibilidades creativas de las máquinas-, este proyecto se centra en cuestionar, investigar y experimentar sobre las características que deben tener los sistemas cognitivos artificiales para ser considerados organismos existentes y sensibles.
A partir de su fisonomía básica, su código y desarrollo autónomo emergente, los dispositivos simulan, mediante comportamientos físico-digitales, procesos que invitan a identificarlos como organismos sensibles. La propia estructura algorítmica y mecánica del objeto artístico se presenta al público como un dispositivo dramatúrgico que expresa su propia forma de existir.
Los dispositivos, interconectados entre sí mediante una red interna que les permite coordinarse, generan distintos movimientos a medida que se hinchan y se desinflan, dando la sensación de respirar de manera orgánica. Su luz interna acompaña a estos movimientos, creando diversos efectos lumínicos interactivos.
La pieza permite que el público camine por debajo de ella o incluso se pueda estirar tranquilamente para observarla desde abajo, favoreciendo la inmersión y la sensación de respiración que quiere transmitir la experiencia.
La instalación cuenta con un sistema de IA que influye en el comportamiento del ritmo y los efectos de luz de los hinchables. Este sistema interactivo permite que los dispositivos sean sensibles a la presencia humana gracias a la visión computacional de una cámara y su procesamiento mediante código informático. Esta capacidad sensorial con el entorno genera alteraciones en el comportamiento de la prenda, creando una comunicación lúdica entre humanos y máquinas.
Psychoflage es una instalación interactiva multisensorial de gran formato que transforma el espacio en un mundo de sueños y fantasía psicodélica. Está formada por veinte esculturas hinchables dotadas de sistemas interactivos electrónicos artesanales que controlan sus ventiladores y luces.
La obra propone una forma alternativa de conectarnos con las tecnologías cognitivas (o inteligentes). En lugar de presentar un imaginario dominado por metáforas de productividad, velocidad y competencia, que suelen estar asociadas a estas tecnologías, la pieza nos invita a acercarnos a ella de una manera tranquila y relajada. esculturas flotantes hace referencia a las prácticas de meditación y relajación.
En relación con la práctica artística del artista, Mónica Rikić, la propuesta nace con la intención de plantear, desde el arte y el pensamiento crítico, enfoques alternativos a los futuros de las tecnologías. A diferencia de otras propuestas que trabajan en la intersección entre la IA y el arte -generalmente centradas en las posibilidades creativas de las máquinas-, este proyecto se centra en cuestionar, investigar y experimentar sobre las características que deben tener los sistemas cognitivos artificiales para ser considerados organismos existentes y sensibles.
A partir de su fisonomía básica, su código y desarrollo autónomo emergente, los dispositivos simulan, mediante comportamientos físico-digitales, procesos que invitan a identificarlos como organismos sensibles. La propia estructura algorítmica y mecánica del objeto artístico se presenta al público como un dispositivo dramatúrgico que expresa su propia forma de existir.
Los dispositivos, interconectados entre sí mediante una red interna que les permite coordinarse, generan distintos movimientos a medida que se hinchan y se desinflan, dando la sensación de respirar de manera orgánica. Su luz interna acompaña a estos movimientos, creando diversos efectos lumínicos interactivos.
La pieza permite que el público camine por debajo de ella o incluso se pueda estirar tranquilamente para observarla desde abajo, favoreciendo la inmersión y la sensación de respiración que quiere transmitir la experiencia.
La instalación cuenta con un sistema de IA que influye en el comportamiento del ritmo y los efectos de luz de los hinchables. Este sistema interactivo permite que los dispositivos sean sensibles a la presencia humana gracias a la visión computacional de una cámara y su procesamiento mediante código informático. Esta capacidad sensorial con el entorno genera alteraciones en el comportamiento de la prenda, creando una comunicación lúdica entre humanos y máquinas.
Punto de información, atrio digital, tienda, curtidurías y aseos.