Un modelo de IA entrenado con 24.000 ilustraciones científicas de organismos relacionados con el planeta Marte, ya sea desde la exploración espacial (como hongos y algas) como desde la cultura popular. El resultado es una especie de imaginación especulativa sobre la confusión de las especies y la fascinación por otros universos no humanos.
Admirar las ilustraciones de los naturalistas decimonónicos, recurrir a la fotografía amplificada de un ácaro, sospechar del temor que nos provocan las criaturas tentaculares y todas las fobias que acumulamos en relación a los reptiles. Volvernos a interesar por las revelaciones del reino vegetal, con morfologías, rizomas y mutaciones desconcertantes. El reino que nos precede a varios milenios y en cuyos tesoros ciframos nuestro futuro como terrícolas, pero también nuestra posible o imposible vida en Marte. Según se piense, desde dónde y con qué parámetros, todo puede parecer alienígena, es decir, provisto de una legitimidad ontológica y gnoseológica que pone en serias dificultades nuestros antropocentrismo y antropomorfismo irredentos. Imaginemos además que esa prodigiosa diversidad es procesada por una inteligencia artificial sobre la que no tenemos todo el control.
Obra producida por el CCCB y Estampa en el marco de la exposición Marte. El espejo rojo comisariada por Juan Insúa.
Un modelo de IA entrenado con 24.000 ilustraciones científicas de organismos relacionados con el planeta Marte, ya sea desde la exploración espacial (como hongos y algas) como desde la cultura popular. El resultado es una especie de imaginación especulativa sobre la confusión de las especies y la fascinación por otros universos no humanos.
Admirar las ilustraciones de los naturalistas decimonónicos, recurrir a la fotografía amplificada de un ácaro, sospechar del temor que nos provocan las criaturas tentaculares y todas las fobias que acumulamos en relación a los reptiles. Volvernos a interesar por las revelaciones del reino vegetal, con morfologías, rizomas y mutaciones desconcertantes. El reino que nos precede a varios milenios y en cuyos tesoros ciframos nuestro futuro como terrícolas, pero también nuestra posible o imposible vida en Marte. Según se piense, desde dónde y con qué parámetros, todo puede parecer alienígena, es decir, provisto de una legitimidad ontológica y gnoseológica que pone en serias dificultades nuestros antropocentrismo y antropomorfismo irredentos. Imaginemos además que esa prodigiosa diversidad es procesada por una inteligencia artificial sobre la que no tenemos todo el control.
Obra producida por el CCCB y Estampa en el marco de la exposición Marte. El espejo rojo comisariada por Juan Insúa.